Prospect Theory y Paternalismo Libertario

Introducción

Los detractores de las políticas públicas que basan sus decisiones en la ideológica neoliberal, acusan de utilizar una perspectiva económica en un sentido tradicional y reduccionista, i.e., sin considerar aspectos sociológicos, antropológicos y psicológicos de quienes sufren las consecuencias de dichas políticas. La omisión de estas propiedades, origina desviaciones en los resultados esperados a partir de la aplicación de estas políticas.
Sobreponerse a este enfoque economicista induce a incorporar un enfoque de la Economía Conductual o Behavioural Economics, el cual agrega al modelo tradicional de la Economía el análisis transdisciplinario.
En el presente trabajo se analizarán las consecuencias de incluir el enfoque de la Economía Conductual en la toma de decisiones en la Administración Pública, analizando fortalezas y debilidades del enfoque.
La principal finalidad que se persigue es la discusión de las contradicciones para la política social y económica del desplazarse más allá del modelo económico tradicional que asumen los agentes egoístas y racionales, organizándose alrededor de tres ejes: la importancia de la reciprocidad y las normas sociales en las conductas económicas; la racionalidad limitada de los agentes económicos y sus estímulos para las políticas públicas. En este sentido, el enfoque que presenta la Economía Conductual influenciará al modelo de práctica política denominado Paternalismo Libertario, siendo también un elemento de análisis crítico sobre las posibilidades de un gobierno de alterar las decisiones provenientes de los modelos económicos neoliberales más duros.

La Economía Conductual

La racionalidad individual entraña la constante maximización de su utilidad, luego de haber elegido una serie de etapas decisorias. El identificar la situación decisoria y comprender los objetivos que guían la decisión, v.g., como el identificar las alternativas posibles, son vitales para descomponer y modelizar el problema y elegir la mejor alternativa, y así llevar a cabo un análisis de riesgo, implementando la alternativa elegida (Resnik, 1998:81). Esta racionalidad es aplicable al denominado homo economicus, i.e., al modelo teórico que pretende explicar cómo actuaría en condiciones ideales un sujeto perfectamente racional (O’Boyle, 1994).
En 1955, Herbert Simon publica Racionalidad Limitada (Bounded Rationality), en el cual explica que los decisores reales no pueden maximizar, pues su racionalidad y conocimiento es limitado. No evalúan todas las alternativas posibles, sino que buscan una alternativa que sea satisfactoria sin que precisamente sea la mejor (Kahneman, 2003: 182)
El modelo de la Economía Conductual o del Comportamiento (behavioral economics) (Monroy–Cely,  2004) se ha ajustado a la indagación sobre decisiones apartadas del principio de acción racional. Por ende, se comienza a plasmar un paradigma racional no ya como un esquema, sino como un restrictivo y una excepción, de la conducta humana. Esta perspectiva fue un resultado de las pruebas obtenidas por fuera de la disciplina económica, relatando situaciones donde los individuos deciden afectados por valoraciones, obra de su temor de arrepentirse. También las discrepancias cognitivas los intimidan, los sujetos sostienen frecuentemente creencias en conflicto, sin que ello sea desarticulado por las evidencias que perciben. Asimismo, escenarios donde los individuos son influenciados en exceso por consejos ajenos o la reiterada tendencia de mantener lo logrado, i.e., los individuos están dispuestos a aceptar crecientes riesgos, para mantener su estado presente a lo largo del tiempo.  De esta manera, pues, la psicología cognitiva ha estudiado el modo en que las personas descomponen su conocimiento acerca de la realidad y toman esos recortes descartando el resto, que pudieron ser creídos y percibidos en algún momento. La prueba de esto, es la dilación que las personas mantienen en el reconocimiento tardío de lo que sucede a su alrededor, sobreevaluando su grado y precisión de predicción. No sólo la experimentación psicológica es un insumo básico de este nuevo espacio del conocimiento económico, sino proponer alternativas matemáticas al igual que la economía estándar, pero considerando la conducta humana desde las justificaciones psicológicas.

La teoría prospectiva

En la década de 1970 los psicólogos cognitivistas comienzan a estudiar el criterio y la toma de las decisiones económicas. Los estudios empíricos adquirieren una aproximación distinta de la sugerida por Simon. Consideran la maximización de la utilidad esperada y los juicios de probabilidad como el punto de observación, además de correcciones y variantes de este punto como un camino para teorizar los mecanismos cognitivos (Kahneman, 2003: 182ss).
Tverky y Kahneman describen que bajo incertidumbre, el juicio humano realiza una serie de acercamientos heurísticos y no un cálculo de tipo algorítmico. Los heurísticos son formas rápidas para estimar probabilidades o tomar decisiones, que se activan de manera automática, con poco gasto de recursos atencionales (Tversky & Kahneman, 1987). Estos heurísticos pueden arrastrar a prejuicios, tendencias o errores sistemáticos, i.e., una predisposición a considerar factores irrelevantes o ignorar factores relevantes. Esto se expresa en una nueva concepción de racionalidad.
Gran parte de las pruebas del modelo del behavioral economics, que muestran las limitaciones explicativas del principio de racionalidad individual, se integran a la denominada Teoría Prospectiva (Prospect Theory) (Pascale y Pascale, 2007: 162ss). Con la finalidad de describir algunos de sus aportes, su análisis se expone en requisitos de bienestar, discrepando con los niveles de bienestar concebidos por la idea de utilidad de la economía estándar. De allí que esto es lo que faculta a incorporar como interés la noción de adaptación, sumando una función de pérdida, más explicativa que la de ganancia, i.e., la mayor animosidad individual al declive del bienestar que a su ampliación. La Teoría Prospectiva es una crítica a la teoría de la utilidad esperada como modelo de decisión en situaciones de riesgo.
En el modelo del abordaje estándar se presume que los individuos valúan acciones riesgosas calculando el beneficio de un resultado por su probabilidad de que ocurra. En la Prospect Theory se agregan datos psicofísicos que muestran a esos individuos acomodados a lo que han experimentado y apreciando un resultado posible luego de evaluar diferentes decisiones, pero que son pensadas de manera no equivalente. Esto revela la corriente predisposición de las personas por encomiar sucesos que tienen una baja probabilidad de dar con un resultado, escenarios que no son explicadas por el enfoque racional tradicional. La adaptabilidad involucra que el beneficio está determinado por pérdidas-ganancias desde algún punto de referencia antes que desde el beneficio total. Los individuos representan modelos mentales de sus ingresos en categorías separadas antes que como una mirada totalizadora. El fundamento psicológico que habita en el núcleo de este modelo son los conceptos de adaptación, antipatía al riesgo y decisión variable (Monroy–Cely,  2004: 187; 203)
La mayoría de las decisiones económicas involucran costos y beneficios que se enfrentarán en diferentes momentos futuros. Para poder decidir, las personas convendrán recortar del beneficio total esos costos futuros. La evaluación racional para una estimación relativa depende sólo en la diferencia de tiempo entre ambos, v.g.,  las personas prefiere obtener $100 ahora a obtener $110 dentro de una semana. Esta urgencia por una recompensa inmediata ha servido para explicar la tendencia a posponer tareas en los decisores (Kahneman, 2003:197) (Pascale y Pascale, 2007: 155, 156)

Teoría clásica vs prospectiva

La teoría económica estándar conjetura que los individuos son egoístas y que jamás se preocuparían por intereses de otras personas. Las teorías matemáticas sobre los beneficios sociales arguyen que patrones de comparación relativa en las decisiones, corroboran que los individuos declinan ser asignados a una función donde ganan menores cantidades que los otros o que prefieren proceder de manera mutua y no egoístamente. Estos modelos tienen un poder explicativo en principio dudoso,  ya que abrigan una cantidad de experimentos diferentes, como la cooperación frecuente en dilemas del prisionero, i.e., en situaciones muy particulares. La materia prima desde la psicología es el de la reciprocidad, i.e., el rechazo de la desigualdad. (Camerer & Thaler, 1995: 210, 211) (Pascale y Pascale, 2007: 153) (Kahneman, 2003: 205)
La teoría económica tradicional utiliza y plantea modelos en equilibrio, v.g., en qué punto la curva de oferta corta a la de demanda generando la decisión óptima. La cuestión del equilibrio paulatinamente se fue ubicando en modelos teóricos nunca pudiéndose explicar su lógica interna. La economía del comportamiento desarrolló algunos principios útiles para considerar el equilibrio. Los individuos utilizan una y otra vez estrategias que emplearon con éxito, o que hubiesen sido exitosas si se las habría escogido con la información con que disponen ahora. Esta predisposición a considerar la experiencia muestra el poder explicativo a la hora de decidir,  de las reglas de aprendizaje por reforzamiento y por creencias. Las reglas empíricas del aprendizaje son las que pueden brindar alegatos sólidos para la idea de equilibrio, dándole una capacidad de predicción y así conocer cómo y cuándo se dan los puntos de equilibrio. (Monroy–Cely,  2004: 184, 196) (Pascale y Pascale, 2007: 152) (Kahneman, 2003: 189)

Paternalismo Libertario

Una ramificación normativa de la Economía Conductual y Teoría Prospectiva es la defensa de una tendencia política denominada Paternalismo Libertario. Esta propuesta, está determinada por el atributo experimental y la orientación a manifestar y enfatizar las decisiones y sesgos sistemáticos de la racionalidad e influencias morales de los ciudadanos/as, inmersas en contextos de información imperfecta.  Cass R. Sunstein junto al economista Richard Thaler, en uno de sus textos Libertarian Paternalism is not an oxímoron, define el paternalismo libertario como un tipo de paternalismo relativamente débil, suave, y no intrusivo pues las opciones no están bloqueadas, excluidas o cargadas de manera significativa. Defiende la legitimidad de influir en las conductas de los individuos siempre y cuando esto no anule su libertad de elección (Zapata Clavería, 2005: 3). Para entender mejor el concepto hay que también definir el instrumento con el cual se ejerce esta forma de paternalismo, el nudge (empujoncito). Un empujoncito es cualquier aspecto de la arquitectura de las opciones que altera el comportamiento de las personas de forma predecible sin prohibir alguna opción y sin cambiar de manera significativa los incentivos económicos. Para que cuente como un mero empujoncito, debe ser fácil y barato evadir la intervención. Los empujoncitos no son órdenes (Armenta, 2010). De esta manera, se suministra a los ciudadanos un auxilio eficiente para mejorar sus decisiones, aglomerando las virtudes de las posiciones paternalistas y liberales. Las primeras aporta la utilidad de ejercer un tipo característico de intervenciones que beneficien a la mayoría de ciudadanos. Las segundas contribuyen el encargo de no neutralizar la libertad individual a través de impedimentos que atenúen las alternativas a elegir. Este camino intermedio se consigue utilizando el conocimiento de las debilidades actitudinales y los sesgos cognitivos de los sujetos para introducir elementos potencialmente influyentes o nudges, en el contexto en que se llevan a cabo las decisiones (Zapata Clavería, 2005:3). Muchos individuos escogerán por los rumbos de acción a los que impulsan los nudges. Los impulsores de Paternalismo Libertario modifican el contexto basándose en el conocimiento y aprovechamiento de las orientaciones más comunes de la vida cotidiana, prefiriendo continuar la acción que se esté realizando aún desechando una alternativa que pudiera satisfacer mejor nuestros intereses, manteniendo el status quo. Este modelo considera además la evaluación de probabilidad de ocurrencia de un evento dependiendo de si se tiene el recuerdo reciente de un acontecimiento similar, o el la hostilidad a la pérdida, sopesando en la decisión más la posibilidad de una pérdida que la expectación de una ganancia.
Entonces, pues, con la finalidad de optimizar las elecciones muchos ciudadanos/as, sin obligar a ninguna de ellos/as a hacer algo a lo que no esté resuelta, el modelo paternalista moderado apela a una arquitectura de las decisiones, i.e., el diseño de una estructura de toma de decisiones con los elementos conductuales apropiados y así ayudar a las personas a elegir lo que más les conviene. Un esquema inteligente revelará aquellos detalles, aún los baladíes, que pueden ser decisivos sobre la conducta, con objeto de optimizar la calidad de sus decisiones.

El Paternalismo Libertario como propuesta política

En su aplicación gubernamental, el  Paternalismo Libertario procura funcionar como una forma de política pragmática, con la posibilidad de ser apropiada desde distintas ideologías. El proyecto es proporcionar a los políticos en el gobierno, de un dispositivo eficaz para extraer lo mejor de los/las ciudadanos/as, respetando su libertad y derechos (Thaler y Sunstein, 2009:72). El Paternalismo Libertario ofrece algunas tácticas, v.g., la opción por defecto. Tributaria de la informática, esta expresión alude a aquella opción que se selecciona irreflexivamente si no se elige otra. De acuerdo con la evidencia proporcionada por la economía conductual, es común que se siguen fórmulas por costumbre, y así la conducta obedece a la heurística que nos incita a permanecer con la opción preseleccionada. Se fía en ella porque es respaldada por expertos o porque goza con el respaldo de una mayoría. Esta inercia hace tomar decisiones no convenientes o que no benefician. Es útil, pues, un nudge para proponer las opciones por defecto. Este empujoncito, consiste en elegir la más adecuada de antemano. En esos casos, el costado paternalista brinda una opción por defecto a quienes no quieren o son incapaces de decidir, pero la arista libertaria implica no imponer, pues se puede elegir otra alternativa a la opción por defecto. Otra táctica consiste en pronosticar o esperar que surja el error. Todo sistema que esté bien diseñado debe considerar la posibilidad que sus beneficiarios se equivoquen. Ante estos errores predecibles, se pueden licenciar nudges para evitarlos. Concluyendo con las tácticas, para ayudar a tomar decisiones instruidas, beneficia ofrecer a los decisores opciones que tal vez no elegirían por sí mismos. Una óptima arquitectura de las decisiones brindará nudges hacia direcciones que tal vez no escogeríamos, expandiendo las posibilidades de elección.

Reservas sobre el Pateralismo Libertario

Para Zapata Clavería (2005) una de las principales dudas que engendra un plan político como el del Paternalismo Libertario es su manifiesto rechazo de injerencias gubernativas más enérgicas que los nudges, como las prohibiciones y decretos. Si se considera un tipo de libertad que se cimenta en la posibilidad de autodeterminación de una comunidad que establece sus normas mediante procesos de participación democrática, se pesarán como nocivas aquellas intrusiones gubernamentales que procedan de la voluntad no arbitraria de la mayoría. El Paternalismo Libertario, al contrario, se asocia a presupuestos más liberales y opta por regulaciones que no admitan coacción. Esto, opina Zapata Clavería (2005), genera fuertes críticas para toda posición teórica comprometida con la libertad entendida como autodeterminación comunitaria en un sentido más fuerte que el liberal.
Muchas situaciones de decisión y ámbitos de acción, son el producto de contextos creados por arquitectos de decisiones o expertos, encargados de organizar el marco de nuestras opciones. Es inevitable que la disposición de estos marcos de decisión tenga autoridad en los juicios y preferencias de las personas. Es así también en cuestiones públicas, los gobiernos también ofrecen puntos de partida o marcos en la regulación de determinadas cuestiones.
En mi opinión, la noción de Paternalismo Libertario es un eufemismo para justificar políticas que toman en consideración los defectos cognitivos de los individuos y la importancia de la coyuntura en la toma de decisiones. Este modelo superficialmente tiene características encomiables. Ya hemos compartido la existencia de objeciones desde la producción académica,  por lo que soy de la opinión que esta perspectiva debe ser analizada con mucho detalle.
Un gobierno, que desde un cierto paternalismo y con buenas intenciones, aporta y fomenta información para la toma de decisiones inteligentes por parte de los ciudadanos es un gobierno que, en mi consideración, actúa bien, v.g., campañas de prevención de la salud.
El gobierno suministrando datos públicos retroalimentados a la opinión pública, abre posibilidades para que la sociedad civil desarrolle programas y tome decisiones que mejoren su bienestar, al tiempo que incentiva el cumplimiento de las normas por los mismos ciudadanos/as.  Información sobre calidad de servicio de escuelas o de hospitales otorga a los/las ciudadanos/as la capacidad de elegir la mejor escuela según las necesidades para su hijos e hijas o donde recibir un mejor tratamiento para alguna dolencia o enfermedad específica. El peligro que emerge claramente es el de la manipulación de la información. Las investigaciones desde las ciencias del comportamiento pueden y son usados por los responsables de desarrollar las plataformas políticas de un bloque o un partido, para influir las conductas de la gente en una forma previsible, simplemente diseñando entornos y contextos en los que se realizan las elecciones. La manipulación de un escenario informativo, operaciones de prensa, el énfasis en ciertas propuestas económicas y variadas estrategias de exposición de ciertos problemas pueden dirigir el comportamiento ciudadano y presionar en las decisiones. Obviamente puede haber objetivos altruistas, pero también los hay perversos.  Por el contrario, si la ignorancia por falta de acceso a información, es la causa de incompetencia y malas decisiones de los ciudadanos, todas las medidas paternalistas pueden ser justificables, si se dirigen a mitigar este defecto.

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