Planteo de la relación entre materialismo histórico y teología en Benjamin

Planteo de la relación entre materialismo histórico y teología en Benjamin

Por Prof. Lic. Alberto Horacio Rodríguez
rodriguezgaley@gmail.com

El nacionalsocialismo en Alemania y el fascismo en gran parte de Europa, coincidente con el fracaso de la izquierda en estos países, define la postura filosófica de Benjamin. Se propondrá llegar más cerca de los principios de las relaciones y contradicciones existentes del materialismo histórico, ayudado de algunas particularidades de cierta teología. El materialismo histórico de Benjamin pone a su asistencia la teología, no para mitigar filosóficamente su crítica a las relaciones sociales existentes y aproximarlo políticamente a la ideología burguesa.  Muy por el contrario. La versión predominante del materialismo histórico durante el contexto de Benjamin, como los teóricos de la socialdemocracia, se había arrimado sobradamente a doctrinas políticas burguesas. Con el socorro de la teología se podría superar la restricción de su radicalidad.
El concepto clave es el concepto de tiempo. Mientras que en la física a partir de Albert Einstein, se esbozó una crítica radical a este concepto como algo que avanza inmutablemente, en la filosofía aún no había una tentativa importante de superar su mirada simplista. Con el beneplácito de la teoría de la relatividad para la filosofía y las ciencias sociales, se desarticula la estructura teórica.
El develamiento de Benjamin es rigurosamente materialista pues se fundamenta en el conocimiento de que, el tiempo como algo lineal, ininterrumpido y con dirección definida, es una edificación ideológica que no tiene ningún sustento material. Es la solución para salir del sistema político-económico y social imperante, sin necesidad de rescates totalitarios, ni cultos al líder o al mesías, ni esperar la salvación desde fuera de la sociedad. En muchas de las interpretaciones restringidas, el concepto de revolución tiene elementos mesiánicos. Hay presente un elemento mesiánico en el texto de Benjamin.
Para Walter Benjamín existe una “débil fuerza mesiánica” en cada generación de seres humanos que puede convertirse en fuerte y punzante a partir del conocimiento de un concepto diferente del tiempo. A partir de la comprensión que el pasado está vigente en el presente por las generaciones anteriores “éramos esperados sobre la tierra”. Mientras que en diferentes religiones se aguarda un Mesías y además, que en las versiones condicionadas del materialismo histórico se espera un acto mesiánico que viene de fuera de la sociedad o del cumplimiento de las leyes de la historia, Benjamín transporta la esperanza de las generaciones anteriores a una que se dirige hacia nosotros.
Benjamin va a responder al interrogante sobre quién es el contrincante del materialismo histórico en la contemporaneidad de las tesis. En la tesis X, en la cual apropia cierta regla de conducta de los monjes como ejemplo a seguir, establece este momento histórico. Los políticos en quienes los adversarios del totalitarismo colocaron sus esperanzas de lucha, refuerzan la derrota traicionando sus propias causas. Ante esta crítica, Benjamin plantea practicar el ejemplo de los hermanos. El objetivo de la regla conventual impuesta a los novicios era alejarlos del mundo y sus afanes. Esta determinación debe ser copiada. La facultad de distanciarse de lo inmediato, de las actividades del mundo, una aptitud que generalmente no se puede prosperar por el politicismo de la izquierda.
Lo que hoy en día acaece perceptiblemente no es la totalidad, no es el último mensaje de la historia. Hay algo externo de la fuerza destructora casi omnipresente en la contemporaneidad de Benjamín, es la desesperanza que preponderaba en esa época, entre los anti fascistas y anti nacionalsocialistas, en contra de la cual Benjamín retoma la antigua idea teológica de la esperanza.
Las razones por la cual Benjamín utiliza a la teología es su tracción tajantemente crítica y revolucionaria, en el sentido que lo aparente es una realidad de la cual en tiempos próximos no podremos salir (Ej.: el imperio de los mil años), no es la totalidad de lo existente. Esta distancia del mundo en su realidad actual no significa para Benjamín un claudicación de las luchas reales hacia una nueva actitud puramente contemplativa que manifiestamente está en confabulación con la realidad dominante al no trastocarla, presente en muchas de las interpretaciones deficitarias de la teología. El intento es librarse vía reglamentos de los conventos, de los tentáculos del mundo de la política.

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