Las migraciones en la globalización

Las migraciones en la globalización


por Prof. Lic. Alberto Horacio Rodríguez
rodriguezgaley@gmail.com

Cada época de la historia ha tenido diferentes causas que motivan las migraciones, en las principales particularidades que solapan, en las consecuencias que envuelven, en el sentido que se les imputa, en las emociones que provocan y en las representaciones colectivas a que dan lugar.
Las migraciones que filtran fronteras, nunca se han situado en lugar tan destacado de la atención pública como a finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI, y nunca han sido objeto de tan alta preferencia como la se receptan en las agendas de gobiernos y partidos políticos, así como organismos internacionales, organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación. En muchos países, el tema migratorio se ha politizado reciamente, y se ha convertido en un factor de confrontación partidaria y electoral.
La importancia que se imputa a las migraciones internacionales no debe buscarse sólo en la magnitud de los flujos. Medir las migraciones es muy difícil, tanto por las limitaciones estadísticas como por la complejidad conceptual del fenómeno y lo vago de sus contextos. Visto en una perspectiva histórica, el volumen de los flujos migratorios internacionales a comienzos del siglo XXI es claramente inferior, al que existía, hace un siglo. El principal país receptor, Estados Unidos, recibió en el año 1907 la impresionante cifra de un millón 700 mil nuevos inmigrantes, una cifra nunca superada en la actualidad. Ahora, con una población cinco veces mayor que entonces, es raro el año en el que supera el millón de nuevos migrantes. Por otra parte, el número de países receptores es hoy mucho mayor que entonces, pero ninguno muestra la capacidad de acogida que caracterizaba en el pasado a la Argentina, Brasil, Canadá o Australia, o a otros de menor tamaño
La movilidad internacional de personas tiende a aumentar en los últimos decenios, aunque sea en términos absolutos y no relativos. Es posible afirmar que las migraciones internacionales se han mundializado. Ello se manifiesta en el elevado y creciente número de países implicados en las migraciones internacionales y en la multiplicación de rutas migratorias.
Hace cien años, el grueso de los migrantes internacionales, nueve de cada diez, arribaban a cinco grandes países: Estados Unidos, Argentina, Brasil, Canadá y Australia. Ahora, habría que sumar los recibidos por más de cuarenta países. Ello significa que la nómina de países receptores de migrantes se ha multiplicado.
Las rutas migratorias del pasado, podían fácilmente delinearse partiendo de Europa hacia América. Los derroteros actuales, aparecen cruzado por infinidad de trazos que conectan con cualquier punto del globo. Algunas de estas conexiones origen-destino hubieran resultado enteramente impensables hace poco tiempo.
Los cambios de las migraciones ha supuesto la mundialización de las mismas en un doble sentido. La mayoría de los países del planeta participan en ellas y de que las personas van de una parte a otra.
A diferencia del pasado, el vigente es un sistema global y multipolar, dándole un rasgo mundial, derivando múltiples implicaciones.
La globalización no se ha detenido en el ámbito de la libertad de circulación de las personas. Algunas de sus principales peculiaridades están severamente limitadas, en especial las migraciones laborales. En nuestros días, la libertad de circulación es la excepción. Muchos Estados regulan libertad de movimiento. La supresión de barreras y la liberalización de flujos que son consustanciales a la globalización no se han extendido a las migraciones internacionales.
Si el orden migratorio anterior, el que tuvo como principal manifestación a las grandes migraciones transoceánicas, se desenvolvió en gran medida en un contexto de libre circulación, el actual transcurre en un mecanismo aparesado por la restricción y el control.
El primer alcance de la globalización migratoria es la aparición de un gran desequilibrio entre oferta y demanda de migrantes. En el pasado, la capacidad de acogida de los países receptores era capaz de absorber a todos los que lo intentaban, aún en situaciones de contrariedad. Ahora los candidatos a migrantes, efectivos o potenciales, superan con mucho el número que los receptores están dispuestos a admitir. Ese número se ha multiplicado, tanto por el aumento del número de países de origen como por el fenomenal crecimiento demográfico que ha tenido lugar en el último medio siglo en Asia, África y América Latina.
Por otro lado, la demanda de migrantes ha dejado de ser ilimitada, como prácticamente lo fue durante la era de las grandes migraciones transoceánicas. Las economías desarrolladas o de alto nivel de renta demandan trabajadores migrantes. Pero la demanda de migrantes, entendida como lo que los economistas denominan demanda solvente, en este caso el número de migrantes que los países receptores están dispuestos a aceptar, se ha reducido drásticamente en el conjunto de los países receptores. La disminución relativa de la demanda de trabajo en general, tanto por procesos de mecanización e intensificación del capital y la tecnología como por una nueva división internacional del trabajo que ha relegado las operaciones más intensivas en trabajo a países con niveles salariales más bajos.
La heterogeneidad que caracteriza la composición de los flujos migratorios y su impacto sobre la etnicidad de las sociedades receptoras es otra de las contradicciones de la globalización migratoria.
La diversificación de orígenes de los flujos migratorios, entraña una creciente heterogeneidad étnica en las sociedades receptoras. Ello está conduciendo, en un corto espacio de tiempo, a su conversión en sociedades multilingües, multiculturales y pluriétnicas. Muchos ciudadanos de países receptores, ven excesiva la proporción de migrantes, y expresan temores hacia la pérdida de cohesión social, cuando no abierto rechazo a la sociedad multicultural. El temor a la pérdida de homogeneidad o cohesión social y a la pérdida de la identidad nacional se ha instalado por ejemplo en amplios segmentos de la sociedad europea, y dado voz a partidos que hacen del rechazo a la migración su principal bandera.
A manera de epítome, puede afirmarse que la actitud hacia la migración ha cambiado significativamente. Si bien nunca le han faltado enemigos, en el pasado tendía a prevalecer una valoración positiva de la misma. Para confirmarlo basta examinar la mitología dominante en el imaginario colectivo de las clásicas sociedades de migrantes. Por el contrario, hoy en día la migración es vista ante todo como un problema que hay que mitigar o contener, cuando no combatir; como un problema y como un motivo de preocupación. El hecho de que la mayoría de los países receptores de migración muestren fuertes reticencias hacia la migración se abona decididamente a favor de políticas en contra de la integración o plena incorporación de los migrantes en las sociedades receptoras. Algunos países hacen todo lo posible, generalmente con éxito, para impedirlo; otras, de naturaleza democrática y por ello reconocedoras de obligaciones morales y políticas, parecen inclinadas a restringir el número de admitidos susceptibles de alcanzar la ciudadanía

Bibliografía
Arango J.; Las migraciones internacionales en un mundo globalizado. En http://www.ucm.es/info/gemi/descargas/articulos/45ARANGO_Las_Migraciones_Mundo_Globalizado.pdf
Las migraciones internacionales en X Reunión de la comisión de derechos humanos, justicia y política carcelaria, Buenos Aires, Argentina 18 ,19 y 20 de marzo de 2009.
Castillo C.; Comprendiendo desde el marxismo las crisis capitalistas. En http://www.archivochile.com/Debate/crisis_08_09/crisis00001.pdf
Merkel da por muerto el modelo de sociedad multicultural en Alemania, en http://www.elperiodico.com/es/noticias/internacional/20101018/merkel-por-muerto-modelo-sociedad-multicultural-alemania/540453.shtml

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