El Sistema Político Mundial

El sistema político mundial


por Prof. Lic. Alberto Horacio Rodríguez
rodriguezgaley@gmail.com

El Muro que dividía a Berlín fue considerado como la expresión de la Guerra Fría, la división de Europa y el mundo en dos bloques completamente hostiles, así como el temor a la catástrofe nuclear. Su caída fue vista como símbolo del fin de la era bipolar, de los enfrentamientos ideológicos, del fracaso del comunismo. Se paso a un nuevo mundo, regido por nuevas reglas, nuevos retos y esperanzas. El comienzo de un periodo de transición para la economía mundial y la consolidación de viejos problemas como la pobreza, las guerras étnicas y las desigualdades.
Lejos del "fin de la historia", lo que se produjo fue un despertar de conflictos y reivindicaciones de antigua data sumados a otros nuevos. Más allá del triunfo indiscutido de un capitalismo representado como virtuoso y homogéneo, lo que comenzó a acontecer fue un abrumador movimiento de capitales, la expansión del comercio global y la formación de nuevos bloques económicos regionales, lo que colocó a las economías nacionales frente a distintos retos de ajuste.
El orden global triunfante es totalizante, lleva implícita la posmodernidad, entendida como la fase superior de la modernidad. La revolución digital es un fenómeno substancial en la globalización, la velocidad de la información, la posibilidad del conocimiento y de la información asequible a todos indican un proceso de democratización global. Es algo que comenzamos a vivir pero que ha cambiado socialmente el acceso a la educación y al conocimiento. La acompaña la geopolítica, ciencia de Estado que muestra las relaciones de poder que se dan entre las naciones.
La década de 1990 estuvo lejos de ser la de paz que pareció anunciar el fin de la Guerra Fría. Vieron por el contrario tan rápida expansión y transformación de los conflictos que hizo que se hablara de “nuevas guerras”. La cuestión clave para el análisis contemporáneo es la de hasta qué punto estas guerras fueron efectos a corto plazo de la transición de 1989-1991, y en qué medida reflejan características estructurales más profundas de las relaciones estatales en la era global. Está claro que la desintegración de los Estados multinacionales soviético y yugoslavo en 1991 ha sido ocasión de una serie de movimientos bélicos en el Cáucaso, Asia Central y los Balcanes, que continúan después de terminada la década. Aunque estas guerras han sido representadas como civiles y, más precisamente, como interétnicas, involucran en su mayor parte conflictos respecto a qué elites controlarán qué Estados sucesores y qué territorios. Involucran formas exageradas de problemas generales de la transición de una industria controlada por el Estado a las relaciones de mercado, por todas estas regiones ex-comunistas. Generan y movilizan al mismo tiempo formas extremas de la criminalización general de la economía en estas regiones.
La Guerra del Golfo Pérsico de 1990-1991: fue el primer gran conflicto de la nueva era y puso de relieve también algunas de las claves del nuevo orden internacional, como el surgimiento continuo de nuevas amenazas a la paz, la creciente contraposición entre el mundo musulmán y el occidental, así como la hegemonía político-militar de los EEUU. El conflicto fue en buena medida hijo de la larga guerra entre Irak e Irán (1980-1988), en el que el país gobernado por Sadam Hussein había sido utilizado tanto por Occidente como por la URSS como dique de contención del fundamentalismo islámico encarnado por Jomeini.
El fin del sistema bipolar ocurrido tras el desglose del bloque soviético a principio de los noventa, le proporcionó a Estados Unidos un poder absoluto en el escenario mundial. No obstante, ser la potencia mundial en un sistema ciertamente unipolar no denotó la adopción inmediata de una política unilateral. La administración de G.H.W. Bush, así como la gestión de Clinton durante su primer periodo, asumieron cierto tipo de multilateralismo con sus aliados de Europa, Asia y América en el orden económico y de seguridad que le sirvió para defender sus intereses hegemónicos. La coronación de las negociaciones para la configuración de la Organización Mundial de Comercio, la revalidación de los acuerdos alcanzados en la Ronda de Uruguay y la entente de fuerzas internacionales que expulsaron a Saddam Hussein de Kuwait, además de la firma del tratado de prohibición de pruebas de armas nucleares, se desarrollaron en el contexto de una política multilateral que jamás puso peligro la dominación mundial de Estados Unidos. Las políticas de Bush padre y Clinton en su primer período "reflejaron la tendencia hacia el multilateralismo al servicio de la unipolaridad."
Sin embargo, durante la segunda administración de Clinton, el multilateralismo de Washington comenzó a percibir una progresiva competencia por parte de sus más cercanos aliados, que a través de decisiones multilaterales junto a organizaciones no gubernamentales y grupos de interés introducían nuevas limitaciones a su poder absoluto.
La etapa que inaugura el cambio del multilateralismo hacia el unilateralismo que la administración G. H. W. Bush ahondó con su doctrina de guerra preventiva, fue el proceso que lideró el gobierno canadiense junto a diversos actores internacionales para la firma del tratado de prohibición de minas en diciembre de 1997 sin ofrecer la posibilidad de presentar excepciones o reservas tal y como lo había solicitado Estados Unidos para la península coreana. Lo mismo aconteció cuando Washington debió firmar el tratado para el establecimiento de la Corte Penal Internacional sin las excepciones que solicitó para los países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, provocando así la reacción del neoconservadurismo reaccionario estadounidense que vislumbró en estos acuerdos y en el multilateralismo en general, una forma de delimitar el poder de Estado Unidos. La contradicción entre los principios multilaterales de la política demócrata liberal y la presión de un senado dominado por un bloque republicanos conservadores, Clinton desarrolla una política imprecisa que por una lado honraba los tratados firmados, pero por otro, no se decidía hacia su implementación plena. Una vez en la presidencia, G. H. W. Bush abandona el Protocolo de Kyoto y el tratado que conformaba la Corte Penal Internacional, aproximándose hacia una política unilateral que le permitiera resguardar el sistema unipolar mundial tal y como lo indica el "imperialismo democrático" de la ideología neoconservadora, y que llegó a su cenit con la invasión y ocupación de Irak sin el consentimiento de la ONU y con el rechazo abrumador de la comunidad internacional. El hecho fáctico fue el ataque a las torres de New York en el 2001.
La administración Bush tuvo tres desafíos: cómo responder a los responsables de los ataques, cómo reducir la vulnerabilidad ante potenciales ataques y cómo comprometerse con el mundo para bajar el número de futuros atacantes. Y la base de toda esta respuesta descansó en el Estado.
El año 2008 dio la novedad de altos precios de los alimentos, una inusual cotización del barril de crudo, que junto la crisis en las hipotecas confluye en una crisis financiera, que obligó a planes de salvataje financieros y bancarios, generando una recesión con foco en Estados Unidos, pero con consecuencias en el resto de países centrales y periféricos. La crisis financiera en la práctica, aceleró un proceso de redistribución del poder que ya antes del estallido de la burbuja se apreciaba inevitable, pero que las naciones del Grupo de los 7 (G-7) se resistían a admitir. Los siete países más industrializados -a los cuales por su específica relevancia en la arquitectura posguerra fría se suma Rusia y que integran el Grupo de los 8 (G-8) han decidido asumir las nuevas realidades de una economía globalizada y resolvieron desde Setiembre de 2009 en Pittsburgh ampliar al Grupo a 20 miembros en el principal foro económico mundial. Este conglomerado lo constituyen el G-8 y un conjunto de países denominados emergentes. Este renovado modelo de convergencia aspira a convertirse en el espacio donde obtengan consenso las estrategias de desarrollo para la reactivación. El G-20 concentra más de 90% del PBI mundial, 80% del comercio y dos tercios de la población.
Vivimos en un mundo de Interdependencia compleja y dinámico en el cual han aparecido nuevos actores y nuevos problemas que de alguna manera redefinen las interacciones entre los actores del sistema. No se trata solamente del hecho de que han hecho su aparición nuevos actores dentro del sistema, sino además del hecho de que las normas que regulan las interacciones entre los actores del sistema no parecen ser suficientes para enmarcar las nuevas dinámicas que caracterizan al sistema. Es particularmente importante destacar el hecho de que han aparecido dentro del sistema nuevos temas de agenda que son tan complejos y tan dinámicos que no pueden ser resueltos de manera individual por ninguno de los actores del sistema, sin importar cuáles son sus potencialidades de poder. Son temas que se entrecruzan y que traspasan fácilmente las fronteras del Estado Nacional

Bibliografía
Fukuyama F,: El fin de la historia y el último hombre. 1992
Kaldor, M.: Las nuevas guerras. Violencia organizada en la era global. Barcelona: Tusquets Editores, 2001
Leiva P.: La ronda de Uruguay y el desarrollo de América Latina. Santiago: Clepi, 1994.
Van Oudenaren J.:"Unipolar Versus Unilateral," Policy Review 117, 2003, en http://www.policyreview.org/apr04/oudenaren.html
Diez de Velasco M.: Las organizaciones internacionales. Madrid: Tecnos, 2003, p.414
Sousa Santos B.: La globalización del derecho. Bogotá: ILSA, 1999.
Klein N.: “La cumbre que no pudo salvarse a sí misma”. En http://usuarios.multimania.es/politicasnet/articulos/cumbre.htm
Wolin, S.: Democracia S.A. La democracia dirigida y el fantasma del totalitarismo invertido. Madrid: Katz, 2008.
Mann M.: El Imperio incoherente. Estados Unidos y el nuevo orden internacional. Barcelona: Paidós, 2004
"Declaración de Pittsburgh" de la Agrupación Global Unions Declaración de la Agrupación Global Unions a la Cumbre del G20 en Pittsburgh, 24-25 de septiembre de 2009, en http://www.ccoo.es/comunes/temp/recursos/3/253822.pdf
Sachs, J.: Macroeconomía en la economía global. México: Prentice Hall, 2009.

Comentarios

Entradas populares