La Economía Argentina y sus crisis.

La economía argentina y sus crisis


por Prof. Lic. Alberto Horacio Rodríguez
rodriguezgaley@gmail.com

La década del 50, en Argentina, marca el pasaje de una industrialización centrada en la dominación de las industrias productoras de bienes de consumo, basadas en una utilización extensiva de la mano de obra y una organización social del trabajo relativamente simple, a otra industrialización en la que la avanzada provendrá de las industrias productoras de bienes intermedios y de capital, basadas en
una utilización intensiva del capital y en una organización social del trabajo más compleja que la etapa anterior. La producción industrial cambia desde la manufactura hacia la gran industria. En este contexto hay un gran desarrollo de las fuerzas productivas, siendo el basamento social de lo que será el proceso de acumulación capitalista en la década siguiente, la sesenta.
En la producción capitalista se produce un ciclo de creación, desarrollo y destrucción de fuerzas productivas, dando lugar a leyes de cambio constante de los métodos de producción y aumento de su volumen. Las condiciones por las cuales se desarrolla la reproducción y acumulación de capital en esta determinada etapa económico-social se fueron plasmando a través de la lucha de clases, según las leyes generales de esta evolución y el desarrollo capitalista del período en relación a la inserción en el desarrollo capitalista mundial.
El modelo económico que se despliega en los comienzos de nuestro proceso industrial entre los años 1880 y 1920 es el conocido modelo “agroexportador”. En este periodo el impulso estuvo centrado en las empresas comerciales y agrícolas, en algún sector agro-industrial estratégico y complementario con el mercado capitalista mundial. Surge con características monopólicas, la propiedad industrial se centraliza en un reducido número de familias entrelazadas de terratenientes y comerciante, con suficiente poder financiero a través de bancos propios o de empréstitos extranjeros. A la vez de inversiones directas de capital extranjero (frigoríficos).
En esta fase nuestro desarrollo económico estuvo en el camino del “Libre Mercado”: es decir en relación y en función de las estrategias y necesidades de los capitales y mercados ingleses. En este período los capitales extranjeros y los distintos sectores sociales oriundos se fueron ligando y articulando, definiendo una compleja componenda de intereses: económicos, sociales, políticos e ideológicos. La industria y el desarrollo del mercado interna tiene una función relegada. En esta cuarentena de años el desarrollo del mercado interno fue limitado, habiendo un paisaje de grandes fábricas vinculadas con la explotación agropecuaria y ganadera, junto a talleres artesanales. Esto provocó la importación de bienes y energía.
Hay un período bisagra, que corresponde al desarrollo de la estructura económica entre 1923 y 1929. A partir de 1932, ante los cambios en el mercado mundial, hay una fuerte entrada de capital foráneo. Fuertes inversiones en industrias destinadas al mercado interno, hacen cambiar la fisonomía de los talleres en fábricas. Es la misma época del desarrollo incipiente de YPF. Como consecuencia hay una extensión de nuevas ramas de la economía y la aparición de industrias en el sector de medios de producción. Se desarrolla la reproducción ampliada del capital.
El cambio que produce la crisis bursátil del ’29 es atroz. Los sectores dominantes necesitan imperiosamente la diversificación destinado al mercado interno de los países. Esta estrategia se concreta con el gobierno del General Justo, reforzando los lazos con Inglaterra preservando las cuotas Argentina de carnes hacia el marcado inglés.
La nueva era de industrialización sustitutiva y el incremento productivo provocan un cambio en la composición del sector industrial. Esta etapa comienza a declinar en 1937, agravándose con los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial. Comienza una dificultad en el abastecimiento de las importaciones, en especial bienes de capital; cambio de paradigmas sobre la función del Estado y al haber mayores márgenes de rentabilidad fue posible la participación de sectores más amplios e inferiores de la burguesía industrial. Es el principio del crecimiento de un proletariado urbano.
Este proyecto industrial y las consecuencias sociales catapultó al Coronel Perón en las elecciones de 1946. Emergencia de la siderurgia y desarrollo del Estado en actividades económicas de importancia fueron la impronta de época. Dos sectores emergen: las grandes empresas públicas y las empresas de capital nacional.
La necesidad de la industria fue desarrollando un proceso de acumulación intensivo en mano de obra en relación con el capital. El aumento de la masa de salarios incrementó la demanda de bienes industriales de consumo masivo, expandiendo el mercado interno. Pero la característica predominante era de una economía con baja productividad debido a lo escaso y fragmentario de las capacidades tecnológicas disponibles en la sociedad y la imposibilidad, hasta ya avanzada la década del ‘50 de acceder a equipos de capital y diseños de productos de mayor actualización.
A partir de los años ’60, la economía argentina ha pasado por crisis cada vez mayores, todas las cuales están antecedidad por una caída de la producción agraria en el contexto de una expansión de la productividad del agro, la contracción de una parte importante del capital industrial obsoleto y el crecimiento de la productividad industrial general, incluso permitiendo que algunos sectores adquieran capacidad de competencia internacional. Este proceso es impulsado por una nueva capa de la burguesía que se consolida a fines de los ’60. Esas fracciones más concentradas llegan al poder con Onganía y son los que impulsan una reestructuración profunda del conjunto de la economía argentina, promoviendo su desarrollo en profundidad sobre la base de nuevos métodos y técnicas que proceden a desplazar mano de obra y liquidar capitales sobrantes. Es decir, son los que impulsan la desocupación, la liquidación de todos los sectores industriales ineficientes y la apertura al comercio mundial para eliminar a toda la burguesía sobrante. Se consolida una nueva alianza con los sectores burgueses agrarios más acomodados y el capital transnacional. Esta alianza expresará al capital “financiero” y que la esencia de su política es la destrucción de la industria vernácula, beneficiando a los grandes grupos económicos diversificados sean nacionales o extranjeros.
La aptitud de la reestructuración capitalista en Argentina dependerá del disciplinamiento de la productividad del trabajo local con la del internacional. La medida del éxito es la expansión del volumen y la diversificación del contenido de las exportaciones, un índice del grado de inserción en mercado mundial y del asalto de nuevas posiciones en sus entrañas. La consecuencia obvia de dicho proceso sería el fin del retraso cambiario permanente (problema recurrente de toda la década del sesenta).
La Argentina seguirá estrechamente el ciclo mundial, en particular el ciclo estadounidense de crisis aguda de su economía: 1975, 1982, 1989, 2001.
Con el ascenso del kirchnerismo el sector productivo vuelve a ser el centro de la economía argentina, creciendo fuertemente el sector manufacturero. A partir de la asunción de Néstor Kirchner a la presidencia se consolidó nuevamente un modelo de valorización productiva, siendo la industria uno de los sectores centrales de la economía argentina. De esta forma, con el kirchnerismo se termina con el modelo de valorización financiera iniciado con la dictadura militar de 1976, donde el sector especulativo – financiero era el eje ordenador de la economía argentina, pero sin dejar de depender de la renta diferencial de los commodities del sector agroexportador.
A nivel mundial, El ciclo económico no parece haber logrado una recuperación de largo plazo. No hay razones para que la Argentina resulte la excepción. Por el contrario, la economía argentina es uno de los eslabones más débiles de la economía planetaria. No hay nada, entonces, que permita negar la posibilidad de una nueva explosión económica, con su consecuente desenlace político.

Bibliografía
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