El problema del concepto de “representación” en Althusser
El problema del concepto de “representación” en Althusser
Introducción
Marx y Engels entienden a la ideología como una “falsa
conciencia”, como un enmarascamiento de las condiciones reales de existencia y
de la dominación de clase.[1]
Althusser, por su parte, mantiene que la ideología es profundamente
inconsciente. El inconsciente ideológico tolera la ideología como las
relaciones vívidas de los individuos con la sociedad en su conjunto. Enfatiza el
aspecto afectivo de cómo los sujetos viven esas relaciones.[2]
Explica, además, las situaciones de suceso de los textos filosóficos y
literarios y la producción ideológica en general. La ideología subsiste a
través de expresiones, en las acciones agumentativas y las prácticas de los sujetos;
no es sólo una idea que se incrusta en las mentes. Es importante resaltar esta
fisonomía práctico-social de la ideología, como un anticuerpo frente a
interpretaciónes de corte idealista
Louis Althusser desarrolló su teoría de la ideología en Para Leer El Capital[3]
y en La Revolución Teórica de Marx,[4]
pero fue presentada en Ideología y
Aparatos Ideológicos del Estado.[5]
Se presentan dos rasgos distintivos en Althusser. En primer
lugar, la ideología constituye la relación imaginaria de los individuos con sus
condiciones reales de existencia.[6]
Como derivación, la ideología es una representación deformante, un
desconocimiento. Este este punto, reconocimiento o identificación no oculta una
forma de negación: yo soy aquel que soy.
Por otro lado, una ideología siempre subsiste en un aparato,
en sus prácticas. Esta existencia es material.[7]
La preponderancia de la materialidad de la ideología, el perdurar a través de
sus prácticas es concluyente. Prácticas, formas de conducirse, costumbre y
rituales que se extienden también al campo económico. La ideología existe en y
por sus prácticas.
La ideología impugna u oculta su atributo de ideología; todas
las instituciones ideológicas niegan u ocultan su propiedad de modos de
representaciones, simulando una naturalidad adjudicándose a un resultado de un atropello histórico del
poder.
La ideología insinúa/omite una realidad, siendo ambíguamente verdadera
o falsa al mismo tiempo: verdadera porque es lo que el individuo practica y es
falsa siendo la consecuencia de una labor simbólica, con rostro de violencia
simbólica.
La dimensión imaginaria de la ideología
Según Althusser, ni Marx, ni Engels ni
Lenin desarrollaron una teoría general de la ideología, definiendo sólo
principios teóricos con una potencialidad de sistematizar y desarrollar. Marx explicó
la ideología como un sistema de representaciones que escolta y legitima la
dominación política de una clase social sobre las demás. Althusser sintiendo la
necesidad de completar el camino iniciado por Marx propone dos tareas principales. En primer lugar, es ineludible
explorar la función estructural de ese sistema de representaciones en la
complejidad de la sociedad; y en segundo lugar, se debe investigar la
correspondencia entre las ideologías y el conocimiento.[8]
Althusser alega que toda constitución social
tiene una factibilidad analítica de ser dividida en tres niveles enlazados
orgánicamente entre sí: el nivel económico, el político y el ideológico. Cada
uno de estos niveles son percibidos como una estructura provista de
materialidad, autónoma de la subjetividad de los individuos que participan en
ella y de sus conformaciones históricas. Estos tres niveles para Althusser no
tienen calidad de reales pues su disposición no es ontológica sino teórica. Gozan
del atributo de ser construcciones
teóricas, empleándose en un nivel abstracto, para conceptualizar los diferentes
tipos de relación que emprenden los individuos en todas las sociedades
históricas. Mientras que en el nivel económico los actores sociales son miembros
de una estructura que los ubica en relaciones de producción, en el nivel
político coadyuvan a una estructura que los dispone en relaciones de clase.
En cambio, en el nivel ideológico, los individuos afianzan una relación
simbólica en proporción a su participación de una batería de representaciones
sobre el mundo, la naturaleza y el orden social.[9] El
nivel ideológico instaura una relación hermenéutica entre los individuos, en
tanto que las representaciones a las que estos se aprueban, les son útiles para
dar sentido a todas sus prácticas económicas, políticas y sociales.
Las ideologías tiene la funcionalidad de
ser concepciones del mundo (Weltanschauungen)
que calan en la vida práctica de los individuos, teniendo la capacidad de fortalecer e inculcar
cierta praxis social. Las ideologías proveen a los sujetos una perspectiva
simbólica para comprender el mundo y reglas de conducta moral. Éstas estructuras son aprehendidas de forma
inconsciente por los sujetos y reproducidas en la praxis cotidiana.
Las ideologías no tienen una cometido cognoscente
(como la ciencia) sino una función práctico-social, por lo cual son insustituibles.
Ideología en Marx – Ideología en Althusser
El concepto de ideología en Marx tiene
una calidad desdeñosa. La ideología es asemejada por Marx con la falsa conciencia,
como la imagen deformada que un grupo social en particular se hace de la
realidad en un momento histórico determinado. Discutiendo con la filosofía
clásica alemana, Marx sostiene que su deformación reside en considerar los
contenidos de conciencia como si se tratara de existencias soberanas, principio
y fin último de la realidad. La ideología alemana con influencia de Hegel,
forja una perspectiva invertida del mundo: confunde las ideas con los hechos
sociales, no encontrando la condición de los mismos. Las ideologías son
visiones fantasmagóricas del mundo, ilusiones que ocultan a la conciencia de los individuos el
verdadero origen de su desdicha social.[10] Con
Marx tenemos, pues, una teoría de la distorsión ideológica, pero no una teoría
general de las ideologías, que es la empresa que emprende Althusser.
Althusser construye una teoría general de
las ideologías, donde éstas no son deformadoras sino posibilitadoras de
sentido. Las ideologías se explican por su facultad de consolidar la cohesión
de los sujetos entre sí, pero el objetivo de este lazo social es conservar a
los individuos empotrados en la función que el sistema ha determinado
anticipadamente para ellos. Entonces, las ideologías son mecanismos
legitimadores de la dominación. No pueden, desde sí mismas, concebir ningún
tipo de verdad.
En este contexto, Althusser no sostiene
que la función de la ciencia sea reemplazar a la ideología, como propone el
marxismo ortodoxo. No se reduce a que la falsa ideología sea reemplazada
por la verdadera ciencia, dónde
el conocimiento científico tenga la tarea de desideologizar a la conciencia y provocar
la inevitabilidad de la revolución.
En Althusser, en el campo de la ideología
no tiene ninguna utilidad la verdad y la falsedad, pues su función práctica no
es desarrollar verdades, sino efectos de verdad. Las fantasías y ensueños que
genera la ideología en Marx no pueden ser falsables por la ciencia, pues la
ideología no es reducible al yerro ni al ardid. En la ideología, los sujetos no
enuncian su relación real con el mundo, sino la tenacidad de convivir con el
mundo de una forma establecida.
En oposición de las ideologías como una
configuración de conciencia falsa o verdadera, Althusser sostiene que es una
estructura inconsciente. Los conceptos, los valores, las representaciones que
se atribuyen a los actores sociales conciertan un sistema de creencias que no
toma el camino de la conciencia.[11]
Los hombres no advierten su ideología sino que la practican. Las ideologías son
objetos culturales que intervienen sobre los hombres a través de un procedimiento
que no controlan.[12]
Las ideologías tiene la capacidad de ofrecer
a los individuos normas, principios y modos de conducta, pero no conocimientos
sobre la realidad. La ideología no informa sobre cómo es la realidad sino cómo
nos enfrentamos a ella, ofrece saberes prácticos, no conocimiento. El saber
tiene la característica de plantear problemas cuya solución está fuera de él.
Las respuestas ya han sido catalogadas previamente por utilidades morales,
religiosas, políticas o económicas. Un saber no produce conocimientos sobre el
mundo sino tan solo efectos de conocimiento.[13]
Con Althusser, las ideologías son el
campo de batalla por el control de los significados.
Concepción agonística de la ideología en Althusser
Althusser no utiliza una noción negativa
sino agonística de ideología.[14] El
concepto negativo de ideología, supone una realidad certera, que estampa indeclinablemente
su rúbrica en la conciencia. Si no mediaran las relaciones sociales entre el
individuo y la realidad, con sólo percibir al mundo se descubriría su verdad íntima.
Pero como nuestra lente está empañada por predilecciones de clase, la verdad
del mundo social queda oculta a la conciencia. En este escenario, es perentorio
apelar a un conocimiento técnico como la ciencia, capaz de aislar la verdad del
error, para revelar aquello que no podemos discernir por estar sumergidos en
las contradicciones sociales. El investigador social cumple la función del
hermeneuta.
A esta crítica
de la ideología desarrollada por Marx, Althusser adhirió en los años cincuenta
y sesenta.[15]
Pero en los setenta Althusser se aparta
de esta noción negativa,
adoptando una noción agonística de ideología. Las ideologías son consideradas
como un sistema de creencias que no inevitablemente tienen una vinculación de
clase. Las ideologías sirven para atribuir sentido al mundo y a nuestra praxis
en el mundo. Las ideologías no son indicadores de una verdad más profunda.
Aquello que los actores sociales consideran como verdadero es sólo una
imputación de verdad.
Este nuevo posicionamiento teórico genera
un alejamiento con el enfoque de Marx, dónde las concepciones dominantes formulan
posiciones afianzadas de clase al interior de la estructura social. El cambio
es que una ideología no se hace dominante por representar intereses clasistas, sino
la lucha por imponer un sentido. La ideología es la contienda de las
representaciones simbólicas. El aglutinante social ya no es la pertenencia a
cierto modo de producción sino la aceptación de una ideología.
Se derriba el muro de separación entre la
ciencia y la ideología, pues la ciencia es un armazón discursivo que se origina
a través de la imputación de sentido. El problema de la verdad científica se
define, de esta manera en el terreno de las políticas del conocimiento. Intervienen,
no sólo decisiones del modelo científico dominante, sino que criterios morales,
económicos y políticos, a la hora de asignarle cierto sentido a la realidad. La
ciencia, siendo una actividad social también, está fertilizada de ideología y
por oo tanto de lucha hegemónica.
Los aparatos ideológicos
Al igual que Marx, Althusser asume que
las ideas y las representaciones mentales no tienen existencia espiritual sino
material, encontrándose fijadas en instituciones específicas que él denomina
aparatos.[16]
Un aparato es una estructura que actúa con independencia de la conciencia de
los individuos relacionados a ella, con capacidad de conformar la subjetividad
de los mismos.
La calidad asociativa entre las normas
materiales de un aparato y las motivaciones ideológicas de los sujetos, exponen
pruebas del motivo por el cual los aparatos ideológicos no se presentan con
características autoritarias visibles. Althusser determina una diferencia visible
entre los aparatos represivos y los no represivos. Los primeros establecen
perfiles de subjetividad a través de la imposición directa, mientras que los
segundos no necesitan de la violencia coactiva expresa. Los individuos han internalizado
las reglas anónimas del aparato, por lo cual no advierten su subordinación a
ellas como una intrusión de su privacidad.
Critica al concepto de representación en Althusser
Muchas críticas al modelo de análisis
Althusseriano se centran en su uso del concepto de representación. Las principales
críticas provienen desde autores que utilizan aportes provenientes del
psiconanálisis lacaniano.
Para Zizek, por ejemplo, se puede certificar
la presencia de la ideología como un molde performativo que organiza la
relación entre lo visible y lo invisible, entre los imaginables y lo no
imaginable, así como las variaciones en esta asociación.[17]
Zizek traslada el concepto de ideología para concentrarse en lo fantasmático
del inconsciente. El concepto de representación tiene unas compatibilidades
epistemológicas. La relación de
representación entre pensamiento y realidad son incompletas para
explicar la realidad compleja de la sobremodernidad. Zizek razona que este
modelo de representación se sostiene en una concepción confusa de la noción de
ideología. Esta puede admitir muchas definiciones: falsa conciencia, disimulo
de relaciones de explotación, un conjunto de concepciones que legitiman un
poder político dominante, una postura especuladora que no registra su sumisión
a la realidad.
La tesis althusseriana sobre la
separación entre ciencia e ideología, es criticada por Zizek: no se considera a
la ideología como ilusión, como tergiversación de un contenido verdadero, como
tampoco es la representación de un significado oculto. Según Lacan, lo real es
lo no representable, lo que no se puede expresar. La horma ideológica no disimula
una contradicción sino el lugar de un vacío, de una ausencia o tachadura de esa
discordancia en el nivel inconsciente. Zizek señala la propiedad simulada, la labor ficcional del inconsciente, como opción al modelo
representacional, que presume la existencia de algo verdadero que es falseado o
distorsionado por la ideología.
En Althusser, la matriz ideológica
dominante de una constitución social específica, expresa en un nivel imaginario
o inconsciente las discrepancias fundamentales de esa formación social. En las formas
sociales esclavistas, la contradicción a nivel ideológico enfrenta el libre con
el esclavo, y dentro de la configuración social de los libres hacia diferentes
estamentos y relaciones de servidumbre. Con el feudalismo, la contradicción principal
es la de señor en oposición al siervo. Los lazos de servidumbre de la Edad
Media lo contaminan todo, todos los agentes sociales son, en definitiva siervos
de alguien. Dentro de la configuración social burguesa, la dominación es suprimida
a nivel ideológico, puesto que las jerarquías reales en el modelo ideológico
son abolidas por relaciones entre sujetos libres.
Zizek argumenta que en las sociedades
precapitalistas, se fetichizan las relaciones entre los hombres, mientras que
en las sociedades capitalistas, parece haber tenidos lugar una retirada del
Amo.[18]
Al enfrentarse el fetichismo de las relaciones al fetichismo de las mercancías,
esboza que en las sociedades burguesas, las relaciones de dominación y
servidumbre son reprimidas aunque pueden emerger. Zizek al realizar una
relectura del fetichismo de las mercancías de Marx, y conceptos como
reificación en relación a la deshumanización de los vínculos entre agentes en
una sociedad subyugada por el intercambio económico. En el plano ideológico no
ocurre un enmascaramiento de esa cosificación, sino que la desviación
ideológica está documentada en su verdadera esencia.
La ilusión ideológica son las prácticas
reales, dentro de la labor social real.
La ideología no es un una ilusión que
oculta el orden de la realidad, sino el de una fantasía inconsciente que organiza
nuestra realidad social. De igual manera que la realidad es una edificación de
la fantasía que nos faculta para encubrir el Real[19]
de nuestro deseo.
No hay una abolición de la lucha de
clases y la explotación como polea de lo social en Zizek. Para él, la matriz de
una ideología es funcional en dependencia con determinada relación de
dominación social, de manera opaca o no transparente.
Conclusión
Althusser, en su texto Ideología y aparatos ideológicos
del Estado, propone una teoría de la ideología. Uno de los puntos centrales
de su propuesta es que la ideología representa
la relación imaginaria de los seres humanos con las relaciones reales de
existencia. Asimismo, estableció que la
ideología tiene como función constituir a los individuos concretos en sujetos.
Althusser, pues, propone que la ideología, representa la relación imaginaria
entre los individuos y sus condiciones reales de existencia y que ésta tiene
una existencia material. Althusser, explicar el comportamiento del sujeto que actúa como si fuera la fuente coherente
de significados, llevando la atención hacia la subjetividad para que pueda
pensarse teóricamente el valor de la ideología, y no el que la ilusión sea
engendrada por la imposición de las clases sociales dominantes, como falsa
conciencia. La ideología estaría representando la relación imaginaria de los
agentes con las relaciones reales en que viven. La ideología representa, entonces, no
las relaciones de producción, sino la relación de los individuos con las
relaciones de producción. Uno de los problemas del corpus teórico de Althusser
es presisamente, esta noción de representación. Con un marco psicoanalítico con Zizek, se puede considerar a la ideología como un marco
generativo que regula las relaciones de los agentes determinando en gran medida
la constitución de la subjetividad. El modelo representacional tiene
implicancias epistemológicas de importancia, la relación de representación
entre pensamiento y realidad. El concepto de representación ideológica en
Althusser, se presenta con una vaguedad teórica pudiendo ser falsa conciencia,
ocultamiento de relaciones de explotación, ideas que legitiman un poder
político, un no reconocimiento de la realidad. En Zizek la realidad no puede
representarse pues es un vacío; la ideología no esconde una contradicción, sino
la ausencia de esa contradicción.
Fuentes primarias
Marx, Carlos; Engels, Federico (1985): La ideología alemana. Buenos Aires: Editorial Pueblos Unidos y
Editorial Cartago.
Butler, Judith; Laclau, Ernesto, Zizek, Slavoj
(2004): Contingencia, hegemonía y universalidad.
Buenos Aires: FCE
Althusser, Louis (1968): La
revolución teórica de Marx. 2ª edición. México: Siglo XXI.
__________________ y Étienne Balibar (2004): Para leer El Capital. México: Siglo
XXI
__________________ (1988): Ideología
y aparatos ideológicos del Estado. Freud y Lacán. Buenos Aires: Nueva
Visión.
__________________ (1969) For Marx. New York: The Penguin Press
__________________ (1968) La Revolución teórica de Marx. México: Siglo XXI.
Zizek, Slavoj (2001): El sublime objeto de la ideología. México: Siglo XXI.
Fuentes secundarias
Bellón, José Luis: “Ideología de la representación y
representación de la ideología”. En Laberinto
14 [on-Line]. Disponible en http://laberinto.uma.es
[Recuperado el 02/04/2014]
Castro-Gómez, Santiago (2000): “Althusser, los estudios culturales
y el concepto de ideología”. En Revista
Iberoamericana, Vol.
LXVI, Núm. 193, Octubre-Diciembre 2000, pp. 737-751
Eagleton; Terry (1997): Ideología: Barcelona: Paidós Ibérica.
[1]
Marx,
Carlos; Engels, Federico (1985): La
ideología alemana. Buenos Aires: Editorial Pueblos Unidos y Editorial
Cartago, p.21
[5]
Althusser,
Louis (1988): Ideología y aparatos
ideológicos del Estado. Freud y Lacán. Buenos Aires: Nueva Visión.
[10]
Althusser, Louis (1969) For Marx. New
York: The Penguin Press, p.233
[11] Althusser,
Louis (1968): La Revolución teórica de
Marx. México: Siglo XXI, p.193
[12] Althusser, Louis (1988): Op. Cit. pp.27, 28
[13] Althusser,
Louis y Étienne Balibar (2004): Op. Cit. p.
74. Cfr. Castro-Gómez, Santiago (2000):
“Althusser, los estudios culturales y el concepto de ideología”. En Revista Iberoamericana, Vol.
LXVI, Núm. 193, Octubre-Diciembre 2000, p.745
[17] Butler, Judith; Laclau, Ernesto, Zizek, Slavoj
(2004): Contingencia, hegemonía y universalidad.
Buenos Aires: FCE, p. 20 y ss.
[18] Bellón, José Luis: “Ideología de la
representación y representación de la ideología”. En Laberinto 14 [on-Line]. Disponible en http://laberinto.uma.es [Recuperado el
02/04/2014] p.5
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